En torno a la escritura de obra nueva giran gran cantidad de exigencias administrativas, notariales y registrales, que los profesionales del Derecho y de las Oficinas públicas Notariales y Registrales deben conocer.
Este instrumento público, en pocos años, se ha configurado como uno de los más complejos y que más documentación anexa tiene.
Deben conjugarse para su otorgamiento el cumplimiento de todos los requisitos subjetivos de capacidad y sustantivos, pero además, el declarante tiene que acreditar que están en su poder todas las licencias municipales precisas, certificado de eficiencia energética y otros documentos necesarios.
Ciertamente, el Notario debe controlar si la edificación se encuentra en fase de construcción o está terminada. En el primer supuesto, habrá que justificar mediante la correspondiente acta la finalización de la obra, además deberá recabar información sobre si la construcción está fuera o no de ordenación y si se encuentra inmersa en expediente de infracción urbanística.
También, juega un papel destacado en el devenir de cualquier edificación, de nueva planta o declaración de obras antiguas, la intervención de un técnico (generalmente un arquitecto) que deberá certificar la correspondencia fiel entre la escritura y el proyecto para el cual se obtuvo la licencia.
Finalmente, en este libro salpicado de gran cantidad de jurisprudencia, se podrá constatar como en nuestro país existen dos funcionarios y profesionales del Derecho, como son Notarios y Registradores de la Propiedad, que desempeñan un pa